En estos días de mayo Madrid es, más que nunca, una ciudad de contrastes. El chocolate con churros y las rosquillas de santo empiezan a compartir cartel con los cafés del Starbucks y los muffins de arándanos. Las floristerías han sustituido los exóticos lirios orientales por los tradicionales claveles rojos y, la ermita de San Isidro se prepara para acoger a miles de chulapos y chulapas. En definitiva, el espíritu tradicional compite con el carácter cosmopolita ¿con qué parte te quedas?Corría el año 1080 cuando en Madrid nació Isidro Labrador, un hombre que después de trabajar como siervo del noble Iván de Vargas encontró la fe para hacer varios milagros. Estos supusieron que, siglos más tarde, fuera beatificado, canonizado y nombrado patrón de Madrid. Desde entonces cada 15 de mayo la Comunidad saca los barquillos para acoger a los “pichis” más castizos.
Estamos cerca de la fecha indicada y los primeros síntomas empiezan a notarse en las calles. La arena de las ventas ya está rastrillada porque…llega la feria del Patrón!! Los colegios mandan circulares a los padres sobre la fiesta de “disfraces” que tendrá lugar el viernes para homenajear al Patrón y hasta las sucursales bancarias cambian su horario (esta semana solo abren hasta las 12 de la mañana) porque…estamos en la semana del Patrón!! Por su parte la ermita está preparada y los músicos de la pradera tienen sus instrumentos afinados, pero ¿estamos nosotros, chulapos cosmopolitas, preparados para la verbena?
Hacía años que no veía el ambiente de la rivera del Manzanares en un día de San Isidro y….qué cambio!! Millones de personas hacinadas, mayores y niños tratando de avanzar por el boulevard que llega a la ermita en la que, la fila para ver al Santo hacía un zig-zag interminable, miles de olores mezclados con ruidos y suciedad…en definitiva un día agobiante que despertó en mi un sentimiento de pena. Pena porque no hemos sabido mantener las tradiciones, pena porque el recuerdo de mi infancia era tan bueno…pena porque, como con tantas otras cosas, hemos sido unos “chapuceros”.
Ahora tenemos dos opciones, renunciar a aquello que somos o modernizarlo haciendo de ello algo elegante y que realmente nos defina como una ciudad acogedora, rica, especial. ¿Te apuntas a un fin de semana diferente? ¿Cambiamos por una vez el brunch por un cocidito madrileño y unas buenas rosquillas?
No se si hemos ido a mejor o a peor con las fiestas de San Isidro.Toda la vida en Madrid y no recuerdo haber ido!!!Pero ciertamente las imagenes que nos ponen por la tele no me invitan demasiado a pasar agobios alli...
ResponderEliminarEso si, reivindico para el resto de empresas la jornada reducida en la semana del patron!!!! :)
yo, a pesar de que me encanta Madrid y de que me considero una madrileña de pro (que no sé muy bien lo que significa "de pro" pero es lo que dicen los más castizos ;-D) no he ido nunca a las fiestas de San Isidro. Pero me parece como todas las fiestas (Feria de Sevilla, Fallas, San Fermines...): un agobio de gente donde al final estás más pendiente de sobrevivir entre tanta gente que de disfrutar de la fiesta en sí. ¡Una pena!
ResponderEliminarLaura, estoy totalmente de acuerdo contigo, pero claro es que somos tantos en Madrid que...la unica forma de evitarlo es hacer fiestas en muchos parques y lugares de la ciudad a la vez, pero claro...estamos en tiempo de crisis y...!!
ResponderEliminarResumiendo, de momento disfrutaremos San Isidro viendo los toros desde la tele (al que le gusten) y comiendo unas rosquillitas en casa con familia y amigos.